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Cuento de María O´Donnell sobre un niño vaquero a las ovejas vecinas

Balada de un niño vaquero a las ovejas de la finca vecina

Cuando las ovejas pastan me gusta mirarlas

pero no me acerco porque soy de otra granja

y me quedo quieto apoyado en la valla

contento si balan y triste si callan

 

A veces me olvido de cuidar mis vacas

al ver el rebaño que obediente pasa

Quisiera  unirme e ir el primero

Guiando sus pasos por el sendero

 

Quisiera atender y esquilar las ovejas

Llevarlas al monte subiendo la cuesta

Avisarles del lobo cuando viene el peligro

Saberme sus nombres y sus campanillos.

 

Quisiera  saltar a darles las gracias

Por ceder su lana para hacer mi manta

Y cuando en el postre tomo su queso

 

Quisiera colarme a darles un beso.

Son mis amigas que con sus cencerros

Alegran mis días.

 

Y cuando mi cielo está nublado

Imagino que ellas están a mi lado

Y si me acuesto y no cojo el sueño

Me pongo a contarlas

Y entonces, me duermo

Artículo escrito por: María O’Donnell Armada